Es común que nos preocupamos por los comportamientos de nuestro hijo adolescente y llegamos a pensar que es como si viviéramos con un extraño.
En ocasiones el adolescente se comporta de una manera en la que a nosotros como sus padres nos desespera y nos preocupa, nos damos cuenta que se han vuelto demasiado rebeldes con nosotros.
Por el contrario, pensamos que un hijo siempre obediente y que jamás rompe las reglas ni nos contradice, está emocional y psicológicamente sano, puesto que no da problemas de ningún tipo.