Hoy en día a pesar de estar más comunicados que nunca y de tener a un clic de distancia el ponernos en comunicación con otra personas, parece que escasea el contacto y la calidez humana, hablamos mucho, pero escuchamos poco. El ser escuchado con total atención en sí mismo ya es terapéutico.
Un adicional es que debido a la falta de calidez y de relaciones realmente profundas muchas veces dudamos en contar lo que realmente sentimos y pensamos, pues nos exponemos a la crítica y al juicio de los demás.
En la intimidad, muchos guardamos pensamientos y sentimientos que pueden ser criticados por otros, por lo mismo los reservamos para nosotros y a la postre nos sentimos solos y con malestar.
¿Hace cuanto que no te detienes a reflexionar sobre lo que vives o has vivido?
La vida tiene un inicio y tiene un final. ¿Realmente estas viviendo? ¿Te das un espacio para darte cuenta de todo lo que estas viviendo o estas simplemente cumpliendo una función?
A veces nos concentramos mucho en llevar a cabo las tareas de la vida, el trabajo, la casa, la pareja, los hijos, los amigos etc.
Y ¿de verdad nosotros tenemos bienestar? ¿Hace cuanto que no te sientes a gusto con quien eres y con lo que vives?
La terapia puede ayudarte a tomar consciencia de lo que está pasando y a través de una comprensión profunda de ti, seas capaz de encontrar respuestas.
A veces justo, la solución esta en nosotros sin embargo, no somos muy conscientes de quienes somos y por qué hacemos lo que hacemos.
El re-conocernos, permite visibilizar nuestros recursos y capacidades de hacer frente a las dificultades de la vida.
Muchas de estas dificultades han pasado como una cadena, de generación en generación y vemos problemáticas que ya tuvieron nuestros abuelos y padres.
Justo la Terapia nos permite visibilizar y concientizar estas repeticiones y realmente tomar el control de nuestra vida evitando caer en la compulsión de repetición y así vivir una vida plena, con bienestar y libre de patrones familiares.